l'amour.

Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado.

Antífanes -388-311 a. C.-, comediógrafo griego



Arriésgándome a que Antífanes se revuelva en su tumba y alguno de esos seguidores encolerizados de Maná me tache de insesible.. expondré algo que llevo pensando toda mi vida.

El amor (desde el punto de vista romántico) no existe.

No es algo como el oxígeno, algo explendoroso, ni siquiera algo que nos eleva a nuestra esencia.. simplemente es bioquímica llana y prosaica.

Sí, lo sé, dicho así suena de todo menos romántico.. a mi también me habían dicho que era algo eterno, algo maravilloso que te hacía despegar los pies del suelo y sentir miles de mariposas revoloteándote en el estómago.. pero no, no es más que un proceso en el que parte de la corteza cerebral, llega a las neuronas, las cuales envían el mensaje al sistema endócrino y, voilà!...

Estás enamorado (o enfermo, desde un punto de vista neurológico, como en un estado de demencia temporal).

Y la auténtica protagonista de toda esta historia no es más que la feniletilamina (de la archiconocida familia de las anfetaminas).

Producida por el cerebro, al llenarse de esta sustancia produce dopamina (ese seductor, responsable de la repetición de comportamientos placenteros), oxitocina (mensajero químico del deseo sexual.. ahí es nada!) y noradrenalina (prima hermana de la adrenalina.. blanco y en botella.)

Me explico:

En las reacciones emocionales hay electricidad.. pero también hay química y otras sustancias. Éstas, junto al hipotálamo son las culpables de provocar ese estado de embriaguez mental desde el momento en el que vuestras miradas se cruzaron, os chocásteis en el pasillo o compartísteis minutos de silencio en un ascensor.

Lo que viene después ya lo sabes.

Tu corazón se acelera, sube tu presión arterial, liberas grasas y azúcares aumentando la capacidad muscular así como múltiples globulos rojos se ponen las pilas para mejorar la oxigenación.

Y.. te dice cómo se llama.

Desde ahí empiezas ese proceso conocido como enamoramiento en el que lo/la amas, lo/la quieres y lo/la adoras con toda la fuerza de tus neuronas.

Y todo tu organismo hace un complot contra ti, se pone en tu contra y firman un acuerdo en el que dice que los neurotransmisores transmitirán impulsos a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo cada vez que lo/la tengas cerca o que los genitales actuarán a su libre albedrío si al pasar por tu lado.. te roza.

Así que estoy completamente de acuerdo con la definición de "imbecibilidad transitoria" dada por Ortega y Gasset, porque ni Luís Miguel, ni Serrat, ni Christian Castro tienen la culpa de que se te quiten las ganas de comer, las ganas de dormir y andes todo el día con esa sonrisa plantada en la cara..

Y es que después de leer esto..

¿en serio crees que estás enamorado?




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